Salón Intercultural Internacional de Arte Indígena Manuel Quintín Lame: Enmingar para avanzar desde el 26 de mayo al 31 de mayo 2021.
Durante algún tiempo hablamos de los procesos creativos indígenas, no por ellos,
sino más bien de los que detrás de su creación individual artística realizaban, sobre
su manera específica de habitar y vivir en territorio. A veces, estos (los territorios),
hablaban a través nuestro ¿con coherencia o no? siempre dejamos que las leyes
de origen, sobre todo de la reciprocidad con nuestros procesos y nuestros lugares,
pusieran en evidencia eso. Sí sus territorios, en nuestros cuerpos, prácticas y
pensamientos actuales los representan, es la critica que nos interesa escuchar.
El país y el mundo, ahora ve, la potencia desde su misma participación en la
movilización a la que asistimos: la iconoclastia, la defensa territorial, las voluntades
de comunidad, solidaridad y autonomía de los pueblos ancestrales, ha dejado su
semilla en las ciudades, que por un lado reciben con cariño y aprecio la mirada del
indígena en sus corazones, y que, por otro lado, también se recibe todo el racismo
en la violencia del lenguaje y armas del colono.
Las ciudades y sus calles son testigos, de nuestras luchas como indígenas desde
hace quinientos años de colonización, extinción física, espiritual, demográfica
parcial o total de pueblos originario; dos siglos de colonialidad republicana, con la
evangelización, formación epistémica y estética funcional al mercado del
capitalismo; y los últimos cincuenta de la globalización neoliberal, nuevas formas de
violencia física, desplazamiento forzado, desvalorización de la cultura y el territorio,
que amplían más las brechas del clasismo y el racismo, al punto de reproducirlo
internamente entre nosotros también.
Al solidarizarse como escuelas de Derechos humanos y territoriales, los pueblos
originarios han contado mejor que nadie su historia de re-existencia. A nuestro
modo, hacemos parte de ella, la decolonialidad particular y colectiva de MINGA
PRACTICAS DECOLONIALES, y el SALON INTERNACIONAL INTERCULTURAL
DE ARTE INDIGENA MANUEL QUINTIN LAME, que hemos logrado solo es reflejo
particular de la integralidad enseñada por los territorios del Cauca y el mundo
originario detrás de los artistas indígenas “profesionales” que se han sumado y
acompañan con su obra este proceso. No hemos engañado a nadie, no por modas
postcoloniales, o vendernos como no-coloniales, negamos que somos un colectivo
más de “bellas artes”, pero cualquiera que haya caminado con nosotros podrá decir,
sí somos personas que en territorio imponen y violentan la sensibilidad de habitar
los territorios.
Gestionamos con el estado, sí. Pero en la experiencia de los últimos 8 años del
SALON y los últimos cinco como MINGA, sabemos y tenemos claro en el corazón
indígena que somos, que no reproducimos dependencias estatales sino autonomías
y soberanías estéticas, que no nos interesa enseñar nada de la academia que nos
formó sino aprender los sentires, formas y prácticas que componen el vivir por fuera
del mundo del cual venimos, poner en circulación la resistencia desde cómo se vive
en territorios originarios, haciendo el espiral hacia dentro, que es totalmente por
fuera de la civilización de muerte. El salón nace en la institucionalidad, y hoy da el
paso hacia el Cauca, a una Universidad Indígena, nunca fue propiedad nuestra, de
los curadores o artistas profesionales de bellas artes, al contrario, siempre fue y es
de los artistas que se articularon a él, pero fundamentalmente de sus territorios,
hacia allá camina y caminamos, a la complementariedad territorial a enmingar para
avanzar.
Texto: Isua Pθrθbik
Eyder Fabio Calambás Tróchez